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Por Laurent Cohen Medina*

En marzo pasado, en un inaudito gesto de unión y valentía política, los partidos de izquierda del arco parlamentario catalán – ERC, PSC, CUP y Comuns, votaban en el Parlament de Catalunya, una moción presentada por la coalición Prou Complicitat amb Israel denunciando las políticas de Apartheid del Estado de Israel, después de una breve presentación por parte de los representantes de Amnesty International y Human Rights Watch de sus respectivos informes. En ellos afirman “que el Estado de Israel debe rendir cuentas por el crimen de Apartheid que está cometiendo contra la población palestina”. En aquella oportunidad, recordamos ante la Comissió d’Afers Exteriors, Transparencia i Cooperació del Parlament de Catalunya, que esta política de discriminación racial y exclusión del pueblo originario de Palestina no depende del color político del gobierno israelí de turno, sino que se encuentra en la esencia misma del proyecto fundacional del Estado de Israel, basado en una ideología -el sionismo- que se traduce en un colonialismo de asentamientos y una ocupación militar que dura desde hace más de 70 años.

Es más, en una ley fundamental adoptada por el parlamento israelí se define aI Estado como “judío” y se reconoce únicamente al “pueblo judío” el derecho de autodeterminación en la tierra de Palestina, obviando la situación del 20% de la población palestina que vive dentro de las fronteras del 48 y el derecho al retorno de los refugiados palestinos.

Nosotros, los miembros judíos de Junts Associació Catalana de Jueus i Palestins, tenemos claro que éste no es un conflicto entre dos pueblos o religiones, sino que se trata de un colonialismo de asentamientos y de una ocupación militar. Por ello no reconocemos al Estado sionista el derecho de hablar en nuestro nombre, ni en el de las personas que se identifican como judías en toda su diversidad.

La reacción de la embajada de Israel no se hizo esperar: condenó este gesto acusando de antisemitismo a la izquierda catalana, recurriendo a su ya probada estrategia de descalificación absoluta para impedir cualquier crítica a la política israelí.

Tras llevar a cabo una reflexión colectiva, las 16 organizaciones que componen la Coalición Prou Complicitat amb Israel, con el apoyo de más de 100 entidades de la ciudad de Barcelona, decidimos lanzar la campaña !Barcelona amb els Drets humans si, Barcelona amb el Apartheid no! (Barcelona con el Apartheid NO, Barcelona con los Derechos Humanos SÍ) que no pretende otra cosa que sacar las consecuencias prácticas de la moción aprobada en marzo por el Parlament, y poner fin al hermanamiento entre Barcelona, Tel Aviv y Gaza. Un hermanamiento nacido en la dinámica de los acuerdos de Oslo de los que todos sabemos hoy que están muertos y bien muertos; pues no solo no han servido a la creación de un Estado palestino independiente que el mundo sigue anhelando, sino que han impulsado aún más el proceso de colonización y desposesión de tierras con el resultado de 900.000 colonos israelís viviendo en Cisjordania y Jerusalén.

¿Que pide la campaña? Coherencia y compromiso. Si se reconoce que Israel comete el crimen de Apartheid, hay que romper los vínculos. Enviar una señal clara al Estado colonial que no se puede seguir atropellando los derechos humanos de la población palestina con total impunidad. Que esta política racista tiene que conllevar algún tipo de sanciones para el Estado que la lleva a cabo.

¿Cuanto tiempo tardó la Unión Europea en tomar sanciones contra Rusia después de la invasión de Ucrania? Dos semanas. Desde entonces, a pesar de las duras consecuencias para la población europea, los gobiernos europeos -entre ellos el español- envían dinero y armas a Ucrania para que continúe la guerra contra Rusia, y las sanciones contra Rusia se han agravado.

¿Hasta qué punto tenemos que llegar para que las Autoridades europeas asuman sus contradicciones y tomen las sanciones que se imponen?

Gaza sigue sufriendo un bloqueo ilegal, y bombardeos constantes, con cortes de luz y de agua y una situación sanitaria y humanitaria espantosas. A pesar de estas condiciones terribles, el pueblo de Gaza no se rinde, no se doblega. En Cisjordania y Jerusalén la colonización avanza a pasos agigantados. Pero el pueblo palestino, consciente de la situación, organiza la resistencia, ya sin contar con el gobierno de la ANP, que tiene acuerdos de seguridad con Israel. Por otra parte, a raíz de las últimas elecciones, dos partidos extremistas israelíes, abiertamente partidarios de la represión armada contra la población palestina, ya participan en el gobierno del ente colonial, uno de ellos con la cartera de “seguridad nacional”. Cada día, son asesinados jóvenes palestinos a manos de soldados o francotiradores israelíes.

¿Que más esperan? ¿Que corra la sangre sin remedio?

Es hora de que se escuche la llamada de la sociedad palestina y que se ponga fin a cualquier tipo de colaboración con el Estado de Israel, en los ámbitos culturales, educativos, de investigación científica y sobre todo de inteligencia militar. Es hora de que se ponga fin al bloqueo inhumano e ilegal de Gaza.

Los hipócritas europeos que usan de una retórica hueca y que incluso le quitan sentido a hermosas palabras como PAZ y DIÁLOGO deberían apoyar esta campaña no violenta y justa.

La Solidaridad requiere coraje, requiere actos valientes más allá de las palabras huecas. Si se quiere evitar más guerra, más sufrimiento, entonces éste es el momento de apoyar todas las medidas y campañas basadas en la no violencia y en la justicia como es la de ¡Barcelona amb els Drets Humans si, Barcelona amb el Apartheid no! ¡Firma ya!

* Miembro de Junts–Associació Catalana de Jueus i Palestins (entidad que forma parte de la Coalició Prou Complicitat amb Israel). Nota original: Sóc jueu antisionista i antiracista.

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Después de las últimas elecciones en Israel, se confirma la deriva fascista y racista del Estado sionista, con la entrada en el gobierno de dos partidos que promueven abiertamente la violencia contra la población palestina, que supone una agravación
de la colonización y limpieza étnica en curso. No olvidemos sin embargo que se trata de una violencia estructural que nace con el mismo estado.

Por ello, es fundamental enviar una señal inequívoca desde Barcelona y Europa de que la violación sistemática de los derechos humanos de la población palestina es intolerable.

Cada vez más personas judías en el mundo, incluido en el Estado de Israel son conscientes de esta situación dramática y la denuncian sin ambages.

Se intenta confundir a la opinión pública tachando de antisemitismo el apoyo a la población palestina y la búsqueda de justicia y defensa de los derechos humanos. En realidad se trata de silenciar cualquier oposición y crítica al Estado sionista.

Queremos decir alto y fuerte que apoyamos plenamente esta campaña hasta conseguir el objetivo de romper el hermanamiento entre Barcelona y Tel Aviv y que condenamos cualquier manifestación de racismo, venga de donde venga.

FIRMA EN LA PLATAFORMA DECIDIM BARCELONA: https://www.decidim.barcelona/initiatives/i-1512

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Junts Associació Catalana de Jueus i Palestins ante todo declara su solidaridad ante las victimas de la agresión rusa contra el pueblo ucraniano y aboga por alcanzar urgentemente un acuerdo de paz justo.

Por otra parte, Junts se felicita de la celeridad con la que se han tomado sanciones contra la potencia agresora, pero recuerda que la sociedad palestina lleva muchos años reclamando lo mismo ante la comunidad internacional por la violación constante de los derechos humanos, économicos, sociales y politicas de la población palestina y el no respeto del derecho internacional.

Finalemente, llamamos la atención sobre las declaraciones del presidente de Ucrania, diciendo que Israel e Ucrania están siendo objeto por parte de sus enemigos de una tentativa de destrucción, instrumentalizando burdamente el genocidio nazi en beneficio propio.

Cualquier persona conocedora de la situación sabe que Israel es una potencia ocupante –los Territorios Palestinos Ocupados constituyen tan solo 22% del territorio de la Palestina histórica, y que en dichos territorios impera la ley marcial y los tribunales militares, por poner solo un ejemplo. Por lo tanto, la potencia que destruye la vida palestina es Israel, lo que viene claramente expresado en el reciente informe de Amnistia Internacional, presentado hoy en el Parlament de Catalunya, junto con el de Human Rights Watch, otra organización importante de defensa de los Derechos Humanos. Ambas hablan de Crimen de Apartheid al referirse a las autoridades israelíes que llevan a cabo esa sistema de dominación y los actos inhumanos llevados a cabo para ejecutarlo.

Por lo tanto, en ningún caso se puede considerar que la población palestina pretenda ejecutar ningún plan de destrucción del Estado de Israel, y nos parecen unas palabras completamente fuera de lugar.

Hoy 21 de marzo, dia internacional de Naciones Unidas contra el Racismo, nuestra más completa solidaridad para con los pueblos cuyos derechos son pisoteados por potencias ocupantes y víctimas de la guerra, en primer lugar para el pueblo palestino, el pueblo saharaui, en Ucrania y en el resto del mundo.

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230 muertos de los cuales 64 niños, 39 mujeres, 1383 heridos, 75.000 desplazados y una retahíla de destrucción de infraestructuras, muerte y sufrimiento para los les habitantes de Gaza y de Cisjordania y Jerusalén Al-Quds: ¡ese es el resultado de la última masacre cometida por Israel! ¡Que no te confundan! Frente a un Estado que recibe anualmente 3.000 millones de ayuda militar de EEUU y que cuenta con 200 cabezas nucleares, los cohetes de Hamas son la expresión de un pueblo que no se rinde y que resiste después de 73 años de ocupación militar, pese a las humillaciones cotidianas que sufre y a las violaciones explicitas de sus derechos humanos y políticos mas elementales, ¡el derecho a la vida y a la dignidad! ¡Aquí no caben equidistancias y ambigüedades! En Palestina hay una limpieza étnica en curso, en Israel rige un Estado de Apartheid i el sionismo, que sustenta dicho Estado es una ideología supremacista. Su deriva fascista y racista se expresó en las últimas elecciones con la victoria del partido de los colonos, que ahora exigen su tributo con la expulsión y ocupación del barrio jerusalemita de Sheikh Jarrah. ¡Y con la exclusión de la campaña de vacunación de la población palestina!


Junts, Associació Catalana de Jueus i Palestins, miembro de la coalición Prou Complicitat amb Israel, llama a todos los ciudadanos de Catalunya y del Estado Español, a expresar claramente su rechazo y condena de la brutal masacre perpetrada por el ejercito israelí y a mostrar su solidaridad con el pueblo palestino, manifestando el domingo 23 de mayo. Dado que Israel pretende hablar en nombre de todos los judios del mundo, instamos a las personas y comunidades judías de Catalunya a tomar posición y a condenar sin ambages la masacre perpetrada en su nombre y en el de las víctimas del nazismo por la entidad sionista.

Por otra parte, exigimos al Estado Español, a la Generalitat de Catalunya y a todas las instituciones de Catalunya romper vínculos económicos, comerciales, diplomáticos y de cooperación militar con Israel y un compromiso explicito en este sentido, y al Ayuntamiento de Barcelona que ponga fin al hermanamiento con la ciudad de Tel Aviv.


¿Y yo que puedo hacer?

Te animamos a seguir el llamamiento de la sociedad civil palestina Boicot, Desinversión y Sanciones contra Israel hasta que este asuma sus obligaciones en acuerdo con el derecho internacional.

  1. Acabar con la ocupación de todas las tierras ocupadas desde 1967. Derribar el muro
  2. Igualdad de derechos para los ciudadanos palestinos que viven dentro de Israel
  3. Derecho al Retorno de los refugiados palestinos, resolución 194 de la ONU

¡BASTA DE COMPLICIDAD CON EL APARTHEID ISRAELÍ!

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Una Carta Abierta a la Comunidad Internacional

(publicada en https://jews4decolonization.wordpress.com/espanol/)

La supremacía judía es la piedra angular del régimen israelí, y su objetivo constante es anular y aniquilar al pueblo palestino, su historia y su identidad nacional. Este objetivo se manifiesta en los actos continuados de limpieza étnica por medio de desalojos y demoliciones de casas, brutal ocupación militar, denegación de derechos civiles y derechos humanos, y la legislación de una serie de leyes racistas que culminan en la Ley Fundamental del estado-nación que especifica la naturaleza del Estado de Israel como “el estado-nación del pueblo judío”, y únicamente de ellos.

Todo lo que antecede forma efectivamente un régimen de Apartheid, creando áreas similares a Bantustanes y Ghettos para las comunidades nativas palestinas. Creemos que el Sionismo es un principio no ético de gobierno que conduce inherentemente a un régimen racista de Apartheid que ha estado cometiendo crímenes de guerra y denegando los derechos humanos básicos a los palestinos por más de siete décadas. Tales crímenes y violaciones incluyen: la destrucción de cientos de ciudades y pueblos y la expulsión de 750.000 palestinos en 1948, junto con la activación preventiva de retorno de los refugiados; la sistemática expropiación de las tierras palestinas y transferir su propiedad bajo el auspicio del estado; la ocupación de Cisjordania, la Franja de Gaza y los Altos de Golán y la aplicación de un régimen militar colonizador que se aplica a todos los millones de palestinos; la anexión gradual de los territorios ocupados en 1967 por ingeniería demográfica violenta; el asedio en curso de la Franja de Gaza y las persistentes masacres de la población de Gaza por la Fuerza Aérea Israelí; la persecución política de los palestinos por toda Palestina y la persistente incitación contra los líderes políticos y la sociedad en general; Todas estas atrocidades tienen lugar debido a la impunidad que se le concede a Israel por parte de la comunidad internacional y especialmente de los Estados Unidos.

En las recientes semanas, el gobierno israelí ha hecho una escalada en sus intentos de arrebatar viviendas palestinas en Jerusalén Este (especialmente en el barrio de Sheikh Jarrah) y establecer en esas casas a colonos israelíes para completar así la Judaización de la ciudad que empezó en 1967. Durante el mes de Ramadán, las fuerzas israelíes intensificaron su ataque violento al Complejo de la Mezquita de Al Aqsa, mientras daban luz verde a los colonos para vandalizar y herir físicamente a los palestinos de Cisjordania, Jerusalén y por todos los territorios de la Palestina del ’48. Las turbas de colonos están actuando bajo los auspicios y en coordinación con la policía israelí. Los medios de comunicación israelíes están tomando parte en la incitación desquiciada contra los ciudadanos árabes de Israel. Como resultado, las turbas judías están quedando en la impunidad por su violencia, mientras cientos de ciudadanos palestinos de Israel son arrestados por proteger sus viviendas y comunidades, o simplemente por estar en el lugar equivocado a la hora equivocada.

Mientras escribimos esta declaración, Israel está cometiendo de nuevo otra masacre en el gueto de Gaza. Israel ha declinado varias ofertas de terceras partes para negociar un acuerdo de alto el fuego con los oficiales de Hamas, y ha continuado bombardeando barrios de Gaza. El asedio inhumano sobre unos dos millones de personas continúa.

Como individuos que pertenecemos al lado del opresor, que ha tratado durante años de cambiar la opinión púbica en Israel para cambiar los fundamentos del régimen actual, hace tiempo que llegamos a la conclusión que es imposible cambiar el régimen supremacista judío sin intervención externa.

Hacemos un llamamiento a la comunidad internacional para que intervengan inmediatamente para parar las actuales agresiones de Israel y adoptar las demandas del movimiento palestino de Boicot, Desinversión y sanciones; trabajar hacia la actualización del Derecho al Retorno palestino y hacer una justicia histórica; alcanzar una solución justa i democrática para todos, basada en la descolonización de la región y fundar un Estado para todos sus ciudadanos.

#IsraelisAgainstApartheid
#IsraelíesContraelApartheid

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Davant un Estat que rep anualment 3.000 milions d’ajuda militar dels EUA i que compta amb 200 caps nuclears, els coets de Hamàs són l’expressió d’un poble que no es rendeix i que resisteix després de 73 anys d’ocupació militar, malgrat les humiliacions quotidianes que pateix i les violacions explícites dels seus drets humans i polítics més elementals: el dret a la vida i a la dignitat! Aquí, no hi caben equidistàncies i ambigüitats! A Palestina hi ha una neteja ètnica en curs, a Israel regeix un Estat d’apartheid i el sionisme, que sustenta aquest Estat, és una ideologia supremacista. La seva deriva feixista i racista es va expressar en les últimes eleccions amb la victòria del partit dels colons, que ara exigeix el seu tribut amb l’expulsió i l’ocupació del barri jerosolimità de Xeikh Jarrah. I amb l’exclusió de la campanya de vacunació de la població palestina!


Junts, Associació Catalana de Jueus i Palestins, membre de la coalició Prou Complicitat amb Israel, crida tota la ciutadania de Catalunya i de l’Estat Espanyol a expressar clarament el seu rebuig i condemna de la brutal massacre perpetrada per l’exèrcit israelià i a mostrar la seva solidaritat amb el poble palestí, manifestant-se el diumenge 23 de maig. Atès que Israel pretén parlar en nom de totes les persones jueves del món, instem les persones i comunitats jueves de Catalunya a prendre posició i a condemnar sense embuts la massacre perpetrada, en el seu nom i en el de les víctimes del nazisme, per l’entitat sionista.


D’altra banda, exigim a l’Estat Espanyol, a la Generalitat de Catalunya i a totes les institucions de Catalunya que trenquin els seus vincles econòmics, comercials, diplomàtics i de cooperació militar amb Israel, i que adquireixin un compromís explícit en aquest sentit, i a l’Ajuntament de Barcelona que posi fi al seu agermanament amb la ciutat de Tel Aviv.


I jo, què puc fer?

T’animem a seguir la crida de la societat civil palestina Boicot, Desinversió i Sancions contra Israel fins que aquest assumeixi les seves obligacions d’acord amb el dret internacional:

  1. Posar fi a l’ocupació de totes les terres ocupades des del 1967. Enderrocar el mur
  2. Igualtat de drets per a tota la ciutadania palestina que viu dins d’Israel
  3. Dret de retorn de les refugiades i refugiats palestins, resolució 194 de l’ONU

PROU COMPLICITAT AMB L’APARTHEID ISRAELIÀ!

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Por Ariella Aïsha Azoulay

La autora de esta columna es descendiente de judíos argelinos, responde a Benjamin Stora y le recuerda el genocidio cultural de la Francia colonial en Argelia que tuvo como víctimas a todos los argelinos sin distinción de religión. Una columna sumamente interesante que debemos leer porque nos habla de una historia no escrita a la que B. Stora suma sus “grandes omisiones”.

Estimado Benjamin Stora:

En 2017, el presidente francés Emmanuel Macron reconoció que la colonización de Argelia fue un crimen contra la humanidad. Como muchos otros, esperaba leer su informe recientemente publicado sobre el tema, que usted redactó a petición del Presidente. Sin embargo, después de leerlo, estoy consternada por la falta de discusión sobre los Crímenes Imperiales; no comprendo estas omisiones. Aunque hay muchas, me centraré en una de ellas: la destrucción de las culturas judías en el Magreb.

Como usted, tengo un interés personal en estos asuntos. Nací en 1962, el año en que terminó la guerra (de independencia), cuando mi familia, la suya y la de otros 140.000 judíos se vieron obligadas a abandonar Argelia, consecuencia directa de su larga colonización. Como señaló usted en su libro de 2006 Los tres exilios de los judíos de Argelia, otros dos exilios precedieron a este. El primero ocurrió en 1870, cuando el decreto Crémieux separó a los judíos del resto de la población argelina y los transformó en ciudadanos franceses en su propia tierra; el segundo en 1940, cuando el gobierno de Vichy revocó este decreto y la ciudadanía francesa que lo acompañaba. Su libro me resultó muy útil, hace más de diez años, cuando empecé a cuestionar la identidad fabricada que me había sido atribuida al nacer: “la israelí”.

Cuanto más estudiaba las estructuras creadas para disociarme de mis antepasados ​​judíos argelinos, menos me reconocía en esta identidad asignada. La rechacé dos veces: primero como una forma de pertenencia, luego como un modelo imperial de la historia: un esfuerzo por marcar un nuevo comienzo (en 1948), una ruptura entre lo que se ha hecho, “el pasado” y lo que se permitió que fuera el futuro. La creación del Estado de Israel proclamó afiliaciones y formaciones anteriores sea inexistentes (Palestina), sea inapropiadas (judíos argelinos, judíos iraquíes, etc.). Desvalorizó la singularidad de varios grupos de judíos, los remodeló y se les incluyó en un grupo indiferenciado.

Este movimiento efectivamente prosiguió el proyecto napoleónico que consistía en regular la vida judía, haciendo del “pueblo judío” un sujeto histórico- nacional que solo se puede realizar plenamente al crear un Estado soberano propio.

Cuando comencé a recopilar historias y recuerdos de lo que éramos, los judíos argelinos, hasta no hace mucho, noté un parecido sorprendente entre la identidad colonial que me fue atribuida y la que se atribuyó a mis antepasados argelinos en 1870. Mi padre dejó Argelia para ir a Israel en 1949, y el resto de mi familia tuvo que irse en 1962 a Francia, dejando atrás más de dos milenios de vida árabe judía en el Magreb. Podemos decir que somos de origen argelino, pero el colonialismo destruyó el mundo común en el que se materializaba esta identidad.

Cuando a mis antepasados se les hizo ciudadanos franceses, no dejaron de ser colonizados; “concederles” la ciudadanía colonial como colonos era otra forma de colonización francesa, no su final. De hecho, fue el principio de un proceso de desarraigo. Los judíos fueron separados del pueblo entre el que vivían y con quien compartían lenguas, cosmologías, creencias,  vivencias, tradiciones, paisajes, historias y recuerdos. Algunos judíos argelinos aceptaron la ciudadanía francesa, pero en 1865 la mayoría se negó a solicitarla. Los tres exilios que describe en su libro son ejemplos del alto precio que pagaron los judíos por la ciudadanía de sus colonizadores, una decisión que también afectó a sus descendientes.

El hecho de que algunos hayan decidido aceptar esta decisión, y que luego encontraran la manera de sacar provecho de su ciudadanía, no quita nada al carácter colonial del procedimiento que empuja a las personas a devenir diferentes de lo que son.

Estudiar el vínculo entre estas dos identidades de colonizadores, los franceses y los israelíes, me ayudó a comprender el papel que desempeñaban al servicio de los intereses de las grandes potencias coloniales europeas: a saber, disociar a los judíos de los árabes y musulmanes e incorporarlos en la construida  “tradición judeocristiana”. Por supuesto, algunos judíos se ofrecieron como voluntarios para ubicarse en el “marco más amplio de la civilización occidental”, como lo describe Susannah Heschel.

Pero este hecho sólo demuestra el papel importante que el ataque colonial contra la diversidad humana y su incitación para “asimilar” tuvieron  -y siguen teniendo- en el proyecto colonial. Cuando los judíos del Magreb y de Oriente Medio fueron asimilados por la fuerza a la figura europea del judío como ciudadano, fueron entrenados para considerar a árabes y musulmanes como personas a parte. Y a través del Estado de Israel, han acabado por verlos como sus enemigos.

Desafortunadamente, este contexto está totalmente ausente de su informe, que no menciona en ningún momento a los tres exilios de los que hablaba en su libro. Sin embargo, el primer exilio se debería comprender como el contexto en el que se pudo crear el Estado colonial de Israel -basado en la destrucción de Palestina. Y cuando tuvo lugar el tercer exilio en 1962, Israel ya había cimentado la enemistad entre judíos y árabes en una fijación de la condición judía. Para decirlo sin rodeos, el Estado de Israel funciona, entre otras cosas, como liquidador de la responsabilidad francesa por los crímenes coloniales de Francia contra los judíos en Argelia y en otros países musulmanes.

En esta transacción, la ciudadanía colonial y un estado judío colonizador son “obsequios” coloniales destinados a reembolsar a sus víctimas con moneda colonial para mantener el proyecto colonial. Con la ciudadanía francesa “concedida” y un Estado-nación judío, se supone que los judíos del imperio y sus descendientes simplemente deben seguir adelante, olvidar el mundo destruido del que todavía podrían ser parte y, en cambio, convertirse en parte del mundo imperial, ciudadanos-operadores de tecnologías que continúan perpetrando crímenes contra la humanidad.

No considero que los crímenes imperiales sean hechos pasados; siguen vigentes, y las instituciones, estructuras y leyes que las hacen posibles todavía deben ser desmanteladas y abolidas. Por lo tanto, me niego. Estos regateos no terminan con la colonización, sino que la perpetúan. Facilitan el nombramiento de ciertos judíos para perseguir a otros judíos que continúan luchando por la completa descolonización de todos aquellos que han sido y son colonizados y de las instituciones que fueron creadas para el proyecto colonial. Nuestros antepasados en el Magreb fueron víctimas directas de la violencia colonial, aun cuando poco a poco fueron aceptando el regateo que les impusieron estos tres exilios.

¿Deberíamos nosotros, sus descendientes, aceptarlos y estar sujetos a ellos? ¿No tenemos derecho a continuar la lucha contra el colonialismo francés y el colonialismo israelí y luchar para revertir el curso de los crímenes imperiales?

Creo que no solo tenemos el derecho, sino la obligación de hacerlo. No considero que los crímenes imperiales sean hechos pasados; siguen vigentes, y las instituciones, estructuras y leyes que los hicieron posibles aún deben ser desmanteladas y abolidas.

La historia no puede generar el milagro que los arquitectos imperiales esperan de ella: hacernos creer que los crímenes imperiales terminaron cuando los imperialistas han reconocido sus crímenes. Su informe cumple una función similar, intentando relegar estos eventos al pasado, incluso si perduran en el presente.

De hecho, su informe ilustra lo que propongo llamar el cuarto exilio de los judíos argelinos: su eliminación de la historia de la colonización de Argelia. En 160 páginas, su informe ofrece solo dos párrafos sobre una comunidad judía que antaño existía en Argelia. En realidad, no se trataba solo de una comunidad, sino de múltiples y diversas comunidades judías árabes bereberes.

Sólo por el crimen colonial contra la humanidad se vieron obligados a convertirse en una, como preludio de su desaparición. La liquidación de estas comunidades antiguas, por lo tanto, se presenta en su informe como un “no evento” y se califica como una señal de progreso. No se hace mención de los crímenes perpetrados contra ellas: los tres exilios, el antisemitismo europeo importado, la reeducación forzada, la separación de su cultura, el confinamiento en campos de concentración argelinos.

La eliminación de esta historia refleja los regateos coloniales que hizo de estos exilios las supuestas “ganancias” de los judíos, su entrada en el mundo ilustrado de la modernidad secular. Por tanto, usted ha proporcionado al Estado francés la “prueba” científica de que su colonización estaba dirigida exclusivamente a los musulmanes y bereberes (se supone que estos últimos excluyen a los judíos). Estas omisiones tienen graves consecuencias. Habiendo sido afectada por los proyectos coloniales franceses e israelíes de ingeniería humana, no fue hasta los cincuenta años que pude reconstruir la historia de miles de años de vida judía en el Magreb y adquirir ciertos recuerdos de mis antepasados que me fueron negados en el proceso de hacer de nosotros unos buenos ciudadanos del imperio.

Para esta eliminación de los judíos de 132 años de colonización, se debe considerar que la violencia imperial es un progreso. De lo contrario, ¿por qué borrar a este grupo de la historia del proyecto colonial francés? ¿Pero es tan fácil aprobar esta “historia” de progreso? ¿Eligieron los judíos ser el objetivo del antisemitismo de los colonos una vez que se convirtieron en franceses? ¿Quisieron salir de Argelia en 1962? ¿Decidieron ser cómplices del final de la vida  judía en Argelia? ¿Firmaron una salida colectiva del mundo de sus antepasados? ¿Cómo llegó usted a asumir el papel de enterrar este mundo?

Esta última pregunta, por qué fue usted elegido para escribir este informe, requiere una atención especial.

Más allá de sus conocimientos, creo que no soy la única que piensa que fue seleccionado en parte porque es judío y por la posición del judío en el proyecto colonial. Es difícil hablar abiertamente sobre esta posibilidad en un momento en que el significado del antisemitismo está en manos de los Estados-nación imperiales que apoyan el desastre del régimen del Estado de Israel. No obstante, tenemos que pensar en lo que esto significa.

El hecho de que el gobierno eligiera a un judío para escribir este informe no es una coincidencia, sino una trampa. En este mundo todavía imperial, se espera que los judíos actúen como ciudadanos vírgenes, para demostrar, como escribe Houria Bouteldja, su “deseo de fundirse con la blancura… de encarnar los cánones de la modernidad”. Esta posición fue creada por al menos tres acuerdos imperiales que no se deben cuestionar. El primero es el mercado de la ciudadanía: un buen ciudadano francés de origen judío no puede sino dejar su judeidad en casa, especialmente en el ejercicio de su profesión.

Ya en su libro, usted demostró este tipo de patriotismo francés al presentar a estos tres exilios de los judíos como hechos pasados, objetos de una investigación histórica. Su vida en común con los musulmanes habiéndose convertido en un pasado difunto, podían integrarse en la historia europea.

El segundo acuerdo acepta el Decreto Crémieux tal como lo concibieron sus arquitectos, como la concesión de un regalo en lugar de un uso unilateral de la fuerza, que contribuyó a la destrucción de sus diferentes formas de vida. Esta representación omite la forma en que el Decreto robó a los judíos su herencia, su mundo y sus tradiciones.

El tercero asume que Francia ya había saldado sus deudas con “el pueblo judío” como sujeto histórico en 1995, cuando la nación admitió su responsabilidad en la deportación de los judíos de Francia durante la Segunda Guerra Mundial. No importa que los crímenes de Vichy contra los judíos argelinos tuvieran lugar en Argelia y que su vida en Argelia no pueda ser transportada retroactivamente a Francia. Al aceptar estos acuerdos, su informe se presenta como una historia imparcial, haciendo avanzar concienzudamente la misión del Estado. Pero este es exactamente el problema. No hay nada solemne en participar en crímenes imperiales.

El Imperio inventó el pasado y encargó a archivadores e historiadores que convirtieran sus crímenes en objetos históricos de investigación imparciales. Incluso utiliza a sus víctimas para afirmar que no se ha cometido ningún delito contra ellas. Para resistir a estas limpiezas imperiales, no debemos ser imparciales: debemos exigir en particular que sean las víctimas de estos crímenes que escriban la historia. Sólo aquellos que se niegan a olvidar, que pueden hablar desde este punto de vista, son capaces de deshacer la obra del imperio y hacer avanzar la causa de lo que yo llamo desaprendizaje del imperialismo. No se debe permitir que ningún historiador cometa omisiones tan importantes. Tampoco debería usted suponer que las víctimas de los crímenes coloniales y sus descendientes aprueban estos acuerdos cuyo sentido era y sigue siendo la liquidación de su mundo diverso.

En lugar de servir a este proyecto imperial, su informe podría haber ofrecido un repertorio sin concesiones de los crímenes franceses cometidos contra argelinos y de los crímenes coloniales contra la humanidad. Pudo haber dibujado la cartografía de los vínculos entre estos crímenes y las instituciones imperiales: policía, prisiones, capitalismo racial, archivos, museos, ciudadanía, etc. – que les permitió y sigue facilitando sus consecuencias en Francia, en particular en lo que respecta a los argelinos, víctimas a la vez de la islamofobia y del antisemitismo de Estado.

Si hubiera respondido a esta invitación, afirmando su posición de árabe-judío, víctima de la colonización francesa de Argelia, también hubiera podido pedir firmar el informe junto con un argelino musulmán francés. Esto habría brindado la oportunidad de hacer un recuento más completo de los crímenes imperiales y de sus consecuencias persistentes, y de derrocar al quinto exilio de los judíos: su alienación de los árabes y musulmanes en el nuevo mundo que tuvieron que compartir fuera de su tierra natal, en Francia.

Con estos gestos, incluso un informe oficial podría haber brindado a nuestros descendientes los recursos para continuar la labor de abolición del imperialismo. Sin ellos, su relación solo sirve para enraizarla.

Ariella Aïsha Azoulay

Texto en inglés:

https://bostonreview.net/global-justice/ariella-aisha-azoulay-benjamin-stora-letter

Texto en francés:

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IJAN, La Red Internacional Judía Antisionista se posiciona firmemente con esta movilización. La anexión, es la conquista y ocupación continua. AL IHTILAL MUSTAMEIR. Desde fines del siglo XIX el proyecto sionista llegó para judaizar la tierra, con su visión supremacista: los judíos deben ser los dueños del suelo y los que disfruten de ello, no sólo para los judíos y judías que habitan la tierra, sino para todas y todos aquellos que se encuentran en cualquier lugar del planeta. Esto es lo que marca la ley del retorno del Estado de Israel, y es la base del apartheid sobre la cual se construyó la epopeya sionista y su criatura, el Estado israelí.
Nosotras abominamos de ese supuesto privilegio, nos avergonzamos ante todo refugiado y refugiada palestinos que desean el retorno a su tierra y que siendo un derecho internacionalmente reconocido, no lo pueden ejercer.

Palestina ha sido una tierra de acogida de refugiados como los armenios y judíos, expulsados de sus tierras por las guerras o por genocidios, hospitalidad que fue transformada en invasión por el movimiento sionista. El aparato sionista fue y es un aliado, a veces menor y a veces mayor del colonialismo, los imperialismos, apoyando a los regímenes más reaccionarios: Pinochet en Chile, Uribe en Colombia, Obran en Hungría, y Modi en la India, y poco importa si estos dignatarios sean anti-judíos. El proyecto sionista fue y es un admirador incondicional de la «civilización occidental” y actúa como potenciador de la islamofobia, discriminando a aquellos y aquellas procedentes de comunidades judías de países árabes y musulmanes.

Como judíos y judías en el Estado español denunciamos las tentativas del Lobby Sionista local y sus aliados locales como la extrema derecha y los más reaccionarios en la derecha política de levantar el crimen de antisemitismo para callar las voces que se oponen al régimen israelí y sus criminales políticas suicidas. Somos judías y judíos descendientes de la Sefarad andalusí, de los combatientes del gueto de Varsovia, de Rosa Luxemburg, de los guerrilleros que desde Polonia, Francia, España, Italia, Túnez lucharon contra el nazismo y también de sus millones de víctimas

POR UNA PALESTINA LIBRE PARA TODOS SUS HABITANTES ¡VIVA EL INTERNACIONALISMO DE LOS PUEBLOS LUCHADORES POR LA IGUALDAD Y  LA JUSTICIA! ¡LIBERTAD PARA LOS PRESOS POLÍTICOS! ¡BOYCOTT A ISRAEL! ¡POR UN BDS CONTINUO Y SIN TREGUA HASTA LA VICTORIA! ¡VIVA LA LUCHA ANTISIONISTA !

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Charla organizada por Alkarama Palestina:

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La más antigua sinagoga de Barcelona, situada en el Call (judería), previa a la expulsión de los Judíos de la Península Ibérica en el siglo XIV, amanece con pintadas de cruces gamadas y con una pintada Palestina Libre.

Es una lamentable provocación. Quienes pretenden sembrar el odio y la confusión no pasarán. La sinagoga es patrimonio no solo de las distintas comunidades judías, y de todas aquellas personas judías no adscritas a ninguna de ellas, sino de toda la ciudad y de todos los Barceloneses.

Confundir intencionadamente el judaísmo, la religión y la cultura judías con la política del Estado de Israel no hace ningún favor a la causa del pueblo palestino y a su aspiración a la justicia y a la libertad. Sino que al contrario, busca descalificar una aspiración legítima para poder tacharla de antisemita y judeofoba.

Junts, Associació Catalana de Jueus i Palestins, condena firmemente cualquier manifestación de racismo y xenofobia, judeofobia o islamofobia, cual sea su origen y cuales sean sus víctimas. No cederemos ante esa provocación. Y tampoco cederemos un ápice en manifestar nuestro apoyo a la lucha del pueblo palestino por su libertad contra la barbarie sionista

¡No pasarán!

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